“La Madre Caridad en persona me curó”, María Cleofe

La señora María Cleofe Fajardo hace aproximadamente veinte años vivió algo sobrenatural, una historia que no ha dejado de contar a todas las personas que conoce. Actualmente vive en la ciudad de Mocoa, capital del departamento del Putumayo en Colombia, desde donde fomenta la devoción hacia la Beata María Caridad Brader, especialmente entre las personas que viven situaciones difíciles o relacionadas con enfermedades, puesto que ella es una mujer curada personalmente por la religiosa fundadora de las Franciscanas de María Inmaculada.

La historia comienza una noche en la que sintió que un animal le picó el dedo corazón de la mano izquierda y le dejó la ponzoña; recuerda que intentó quitarse el veneno, pero decidió esperar hasta el día siguiente. Con el pasar de los días el dedo se hinchaba y se ponía de color negro, afectando también la uña y lentamente, en las siguientes semanas, toda la mano se tornaba de color oscuro, perdiendo poco a poco la movilidad y sintiendo mucho dolor.

Cuando su familia se percató de la situación la llevaron al médico y debido al avance de la enfermedad fue remitida urgentemente de Mocoa, a una Clínica de mayor capacidad en la ciudad de Pasto, donde el diagnóstico fue necrosis. Ante la gravedad se programó rápidamente la cirugía debido a que inevitablemente le amputarían el antebrazo. A las 9:00 de la noche las enfermeras la preparaban para el procedimiento y ella acataba con tranquilidad las disposiciones.

Dos horas más tarde ingresó la doctora que seguía su caso con un cambio en la decisión, ante las afectaciones era necesario amputar todo el brazo. “En ese momento expresé toda mi sensibilidad y empecé a gritar: ¡no puede ser, no, yo sin brazo! Lo primero que tuve en cuenta fue a la Madre Caridad, ella ya nos había hecho muchos milagros a diversas familias, entonces comencé a gritar: ¡Madre Caridad por favor óyeme, cúrame, a todas las personas que han acudido a ti las has ayudado, a mí por qué me dejas sola!

María Cleofe explica que, en seguida, escuchó en su oído derecho una voz que le dijo:

“Si nada has pedido…”.

Los cuidados de una madre que limpian heridas

Pasaban los minutos, ella seguía clamando en voz alta el auxilio de la Madre Caridad y más tarde, cuando estaba lista para la cirugía, entró en su habitación una religiosa que llevaba en sus manos un recipiente.

“La Madre Caridad en persona, – afirma- llevaba como una poncherita de cristal que tenía un agua amarilla; ella cogió esa agua y me lavó el brazo, untaba el algodón y me limpiaba, yo miraba de lado únicamente porque debido a la parálisis del brazo no podía girar la cabeza, además, las enfermeras me habían dejado sin almohada. Cuando miré la mano ya no estaba negra, ya no había dolor ni nada, y la Madre Caridad seguía secándome como con un pañito”.

Su emoción ante lo que estaba experimentando fue tal, que empezó a gritar para convencerse de que no era un sueño, puesto que su mano lucía ya con el color normal de su piel. Ante la gritería se presentaron la doctora, las enfermeras y otros médicos y me preguntaban sobre lo que yo decía de la Madre Caridad. Uno de los médicos dijo que nunca ha creído en milagros y los otros rápidamente le comentaron cómo había sido mi proceso desde que llegué a las 6:00 p.m. Entonces la doctora comentó que ante los gritos ellos entraron, mientras yo pedía que no dejen ir a la Madre Caridad”.

Para ella ese momento ha sido lo más maravilloso que le ha pasado, “yo sentí como que el cielo se uniera con la tierra”. Las lágrimas surgieron al creerse indigna de un milagro tan grande de parte de Dios, que permitió a la Madre Caridad curarla, fue una emoción muy grande porque recuperó la movilidad total de su cuerpo y de pie les mostraba a los médicos la recuperación de su mano.

A raíz de esto, hizo una reflexión de su vida, agradece a Dios y entrega a todas las personas que conoce su testimonio de la Madre Caridad, a quien ya llama una santa, a pesar de que aún no ha sido canonizada.

Fue a Pasto, ofreció en su momento un triduo de Misas en agradecimiento a la madre fundadora y visita con frecuencia su tumba ubicada en el Santuario Eucarístico de Maridíaz; le sigue orando y agradeciendo por todos los favores que ha recibido.

“Siempre encomiendo a todas las personas que están enfermas a la Madre Caridad, es algo tan sobrenatural que ellas se curan; también ha intervenido en los casos de las familias y muchas necesidades. Hay muchas familias en Mocoa que queremos a la Madre Caridad”.

La señora María Cleofe consignó su testimonio en un cuadernillo que hizo llegar a nuestra Congregación, sin embargo, no se conservan los soportes científicos y documentos médicos que le entregaron en su momento y que nos ayudarían a iniciar el proceso para la causa de canonización de nuestra fundadora. Todos estos soportes se deben conservar y entregar para que los evaluadores y expertos analicen la posible intervención milagrosa.

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