San José «Maestro» de vida espiritual

Desde los comienzos de nuestra Congregación son muchas las historias y testimonios que se cuentan de los favores obtenidos por mediación de San José, una devoción que heredamos de nuestra fundadora, la Beata Madre Caridad Brader y que hace parte de las características de nuestra espiritualidad como Franciscanas de María Inmaculada.
«Imitación a San José en humildad y silencio»
Fue una de sus devociones más fuertes, San José fue para ella el modelo de virtudes y el patrono de la vida interior. A él le confiaba muchas de sus preocupaciones, sobre todo las económicas. Pidió que su devoción nunca se olvidara en la Congregación.

San José es «Maestro» de vida espiritual. Lo es en primer lugar , porque nos ha entregado a Jesús; lo presentó a los magos y lo acompañó en su huida a Egipto y mientras se preparaba para enseñar a la muchedumbre.
San José se instruye en ese libro abierto que es Jesús. Aprende de Él la vida espiritual y así se va convirtiendo él mismo en el gran Maestro e vida espiritual.
«San José la proteja y le dé su fervor y su santa pureza y su paternal mano la conduzca a la patria celestial»
Son muchas los favores que San José le ha concedido a la Congregación: su intermediación por las necesidades de las Hermanas, los favores para la cristalización de algún proyecto, la fortaleza espiritual ante las debilidades humanas, y su incondicional apoyo para la consecución de los recursos financieros destinados a nuestras obras misioneras y sociales; por mencionar algunos. Este 19 de marzo con devoción los invitamos a meditar en la vida y virtudes de San José, para que acercándonos a él, entremos al taller del humilde carpintero que nos lleva a los brazos de Jesús.

